VICTOR BARRIO, TORERO
Cuando todavía brotan nuestras lágrimas por tu pérdida, cuando te acabamos de dar el último adiós, cuando la jauría antitaurina afila sus garras y asesta sus acostumbradas dentelladas repletas de odio e inmundicia, es el momento de decirte algo, Víctor, torero.
Todos cuantos nos vestimos de luces sabemos el precio que el destino nos exige por vivir una vida especial, plena de valores, de amor a un animal único, de respeto a una liturgia y a una forma de entender la vida sin parangón en ningún otro ámbito de la sociedad actual. Ese precio, que todos asumimos aunque miramos de refilón, es nuestra propia sangre las más de las veces, y también nuestra propia vida, como te ha pasado a ti y como les pasó a otros antes que a ti.
Porque en el toreo se ofrece permanentemente la vida y, en ocasiones, el toro, nuestro amado toro, se la cobra. En el toreo no se muere por accidente, como sucede en ocasiones en ciertos deportes, en las carreteras, o en ciertos oficios. En el toreo se muere porque se ofrece la vida en un duelo al servicio de la creación artística, de la emoción trascendente, de la épica, y todo dentro de unos inamovibles contornos éticos traducidos en el respeto máximo a la fiera, al compañero y al rito.
Y eso, Víctor, torero, lo desconoce gran parte de nuestra sociedad moderna. Y hasta parece que, acostumbrados a los avances de la medicina y a las manos expertas de los cirujanos, algunos toreros también lo olvidamos y nos entregamos a actitudes frívolas delante del toro y a comportamientos fuera del ruedo que no se corresponden con la trascendencia de nuestro oficio y el respeto infinito que le debemos.
Tu muerte, Víctor, torero, tan a destiempo, tan llorada, nos ayudará sin embargo a recobrar la conciencia a veces perdida de que aquí se muere de verdad, de que esto no es de mentira, y de que la mejor manera de reclamar respeto es comenzar por recuperar el respeto que nosotros mismos nos debemos, respetar nuestra profesión como tú lo hiciste dentro y fuera de los ruedos y restaurar así el legado que recibimos de nuestros predecesores.
Valga este consuelo para mitigar una pequeña parte del enorme dolor que todos sentimos por tu pérdida y que compartimos con Raquel, con tus padres y familiares, con tus amigos, con tus vecinos de Sepúlveda. Ojalá que seamos dignos depositarios del ejemplo que tu muerte nos ha de transmitir.
Adiós Víctor
Hasta siempre, torero
Descansa en Paz, compañero.
3 Comentarios »
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Buenas noches solo quería expresar mi malestar y repugnancia por los
insultos que algunos impresentables han difundido por las redes sociales
que espero y deseo que caiga sobre ellos todo el peso de la ley.
Y lamento la perdida del torero D° VICTOR BARRIO y animar a sus familiares y amigos que por muy
duro que sea hay que seguir por todos los que están con nosotros
Dicen que si lloras por haber perdido el sol las lágrimas no te dejaran ver
las estrellas,hasta siempre Maestro
Un fuerte abrazo
Juan Muñoz
Totalmente de acuerdo. Los bárbaros que se alegran de la muerte de este torero son unos impresentables. No se puede permitir estos insultos y habrá que proceder judicialmente en su contra. Un recuerdo para el torero y su familia, estamos con ellos en su sentimiento.
Soy uno de los muchos españoles que sin ser un amante de la tauromaquia la respeta. Pero mas importante que esto es respetar la memoria de las personas que se juegan la vida ante un toro, mas cuando como es el caso ha muerto.
Mi apoyo a la familia, amigos, amantes de la tauromaquia y gente que nos posicionamos frente a las malas personas que han volcado comentarios llenos de odio y cobardía.
Mis condolencias para la familia y Descanse en Paz.